El día anterior me comenta Pedro que si vamos a almorzar a una brasería de Sax y le digo que sí, pues aquí estamos a ver lo que ofrecen.
La verdad es que esperaba algo más espectacular ya que hace poco estuvimos en el asador de Novaliches (14 €) y superaba con creces a este.
También hay que decir que este cuesta 8,50 € y por ese precio no se puede pedir más.
Ya hemos almorzado y seguimos ruta hacia Rubielos Bajos (Cuenca).
Al fondo tenemos el castillo de Sax.
Ya lo tengo conquistado y aquí pongo un enlace de mi visita.
Aquí estamos visitando a nuestro amigo motero Juan Carlos que tiene un bar en Rubielos Bajos llamado Peñarrubia.
Siempre recordaremos este día porque fue cuando asfaltaron la calle y estaba un poco pegajosa.
Ese es el bar Peñarrubia, un lugar muy tranquilo y recomendable.
Ancha es Castilla.
Concretamente la pista de Vadocañas.
Parece que alguien se lo está pasando bien.
Muy bien.
Espectacular.
Ahora me toca a mí, je, je.
Estamos en la antigua Venta de Vadocañas.
El río Cabriel surca por debajo del puente romano, en este punto que echo la vista atrás dejamos Castilla la Mancha y pasamos a la Comunidad Valenciana.
Ya estamos como en casa.
Hubo un tiempo por temas de COVID que no se podía pasar por aquí.
Nos quedan unos cuantos kilómetros de pista así.
Rumbo hacia Casas de Moya.
Hace casi un par de años hubo un incendio y se quemó todo esto.
Da pena verlo así.
Pasamos por Venta del Moro, El Pontón, Cofrentes, Ayora, Navalón de Abajo... y poco antes de Mogente paramos a descansar.
Ahora se llama Moixent y como es un nombre cooficial y estoy escribiendo en castellano me quedo con Mogente.
Un rato de relax y viendo a ver dónde nos hacemos el pastelito.
Hemos llegado a lo de los pastelitos.
Me tiemblan las piernas cuando entro en un sitio de estos, se me acelera el corazón, siento una energía extra.
Hay que coger turno, pillo dos papelitos y me quedo con el último así tengo más tiempo para admirar escaparates, jaaaaaa.
Tengo tiempo a sacar varias fotos y de limpiarme la baba.
Yo también estaba, je, je.
Feliz como una lombriz.
Ahora pillamos la autovía y cada uno a su casa.
Al final han sido 630 km, un día genial con mi amigo Pedro.
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